
-Se afila las uñas en el papel higiénico: aprendió a abrir la puerta del baño.
-Se acuesta en mis zapatos: se hace flaco hasta pasar por la pequeña rendija que deja la tabla que puse especialmente para tapárselos.
-Destrozó mi silla hamaca: todos sabemos bien que está esperando a que la retapice para volver a por ella.
-Hace un desparramo de piedritas fuera del recipiente (y hasta pequeños pedacitos de sorete) cada vez que va a su "baño": repito, ¡tira afuera pequeños pedacitos de sorete!
-Más que maullar, grita: suele hacerlo por la mañana tempranito.
-Muerde y lo hace a traición: a mí, mientras duermo o cuando escribo y a Retoño, cuando mira tele o pasa caminando.
-Cada vez que abro la puerta de casa se escapa: siempre que lo dejé afuera lloró para volver, pero no se deja agarrar para entrar cuando quiero cerrar y termino corriendo al gato entre las macetas de los vecinos antes de ir a trabajar.
-Tiene muchas ganas de matar a mi bello arbolito: tuve que mandar a Floripondio a vivir al pasillo por su bien.
-Suele acostarse en el lavamanos: adentro, sí, un asco, y lo llena de pelos.
-Pierde pelo a lo bobo y me tapa las cañerías, me arruina la ropa y los almohadones.
-No puedo deshacerme de él: tampoco voy a tirarlo a la calle y no le encuentro nuevo hogar.
Etiquetas: Este post puede ser interpretado como una oferta felina y quien quiera un gato gris, castrado, muy bello y con una personalidad *arrolladora*, sólo tiene que decir "miau" y le hago un delivery instántaneo.