domingo, 29 de julio de 2007

En un improbable mundo paralelo, en donde las danixas pusieran avisos para encontrar un amor, éste diría:

“Soy rara, sí, complicada, retorcida y algo fóbica, pero ahí justamente radica mi encanto. Sólo quiero un muchacho judío al que no se le note lo judío, que sea inteligente, en lo posible de anteojos y que ostente un corrosivo humor ácido y latiguillos filosos a roletes para, juntos, ver cine oriental cada tanto, comer cosas deliciosas siempre y comparar nuestras aversiones al final de cada día. Excluyente abstemios, se valorará muy favorablemente que sepa tomar whisky”.

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