miércoles, 11 de enero de 2012

La vida en átomos es como una montaña

Cuando navego el Carapachay o el río Luján me pregunto cosas como por qué todo será tan marrón y si los tábanos serán descendientes de Hitler, después me contesto que el marrón es su forma de vida y que Hitler podría haber reencarnado en insecto. Si sube el agua, si baja el agua, si un pez de bigotes tipo Dalí pasa entre mis piernas, si los murcielagos arrullan o aterran a los durmientes, si los muelles sirven para colgar las patas y mirar a lo lejos mientras se espera una lancha, una lancha que te saca y te arranca de ahí, te lleva a una tierra firme llena de horarios que quiere más de vos y entonces dejás el río atrás, mirás por la ventana de la colectiva cómo se aleja la isla porque en tu casita del continente aún tenés un hijo en crecimiento, un gato que se cree el rey del mundo y una bicicleta fiel que te lleva a donde quieras ir, sin preguntar nada.