lunes, 14 de enero de 2008

Otra vez es moda
eso de separar
fragmentos de
WEREVER
con números

Dos. 2. II.

Viejo y nuevo.
Nuevo porque viejo.
Tan viejo que nuevo.


“werever” podría ser
*PONELE*
un largo poema,
finito como
una viborita
de plastilina. Roja.

También está de moda eso de ser de psicología frágil, pero sobrevivir para contarlo y tener accidentes extremos aunque graciosos, cruelmente divertidos como que en el camino de tu compra mensual de Rivotril, aún con tu pequeña paranoia urbana a flor de piel, te choque con su bici el último chongo que te dejó tirada. Y que te quiebre un brazo, que te invite a salir de nuevo por la culpa que siente y que vos aceptes en la guardia del hospital y después durante un mes necesites ayuda para atarte las zapatillas; que te pique el yeso con tanto calor que está haciendo últimamente y no puedas ni siquiera rascarte.

Y cuando lo contás nadie se ríe en tu cara.
Y cuando lo pensás no le encontrás la gracia.

La moda es ahora
usar una hebilla
que aparte ese pelo
que a todas nos cae
sobre los ojos. Siempre.

No hay comentarios.: