sábado, 25 de agosto de 2007

Libretas: obsesionada con ellas

Tengo en uso, actualmente, cuatro y no podría decir que una sea más importante que la otra, porque todas lo son y cada una cumple una función CRUCIAL.

1. La Moleskine (la rayada, la nueva, porque la lisa la reservo para cuando me pinte el dibujo): esa la llevo a todas partes; es como mi laptop de papel y apunto ideas, escribo mini textos para usar después, o no, en otro lado. Sobre todo me sirve para exorcizarme de las imágenes cuando me asaltan.
2. El cuaderno PUMA (lo que no se comió el gato): Tiene hojas blancas a roletes, el tamaño ideal para descansar sobre mi escritorio y se la pasa al lado de la compu. Ahí escribo lo que planeo subir después a esta page y sí, me vale más si antes fue manuscrito.
3. Mi Pillow Book (que no está literalmente bajo la almohada, sino más bien en la mesita de luz, primer cajón y, oh, creo que estoy dando mucha información): Tiene delicadas hojas rayadas, un señalador que viene included y tapa dura. Ahí hago el relato de los días, pero muy en rándom, como para que la pluma esté siempre suelta, como aprendí leyendo a Bioy.
4. El diario de Fausto (oh, ese es mi retoño): es verde flúo y lo empecé durante el embarazo con la idea de dárselo un día para que conozca mi cabeza de los veintis, los treintis y así, de pronto, alguna vez de alguna forma podremos tener la misma edad. Y le cuento su historia, mi historia, la nuestra, bah.


Si usara etiquetas, acá diría: TODO ES PERSONAL.

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