miércoles, 23 de septiembre de 2009

Género: Muerte masiva con sangre.

Un grupete de gente guapa (mínimo seis) reunidos por X motivo en un auto, camioneta, casa rodante o autobús (son una familia que va de vacaciones, una pareja de viaje que levanta a otros que hacen dedo, un equipo de fútbol que viene de un torneo, etcéteras) atraviesa una ruta. Alguna circunstancia de causa mayor que parece normal (pero que el espectador sabe que es una emboscada) los deja varados ahí, en el medio de la nada. Durante un rato se divierten, hay bromas fáciles, chicas con poca ropa y alguna disputa de poder entre dos líderes potenciales. Un rubio y un morocho, un jóven y un viejo o incluso un demócrata y un republicano.
Hay otro grupete de gente fea (entre uno y un pueblo entero, acá no hay número fijo) con quienes los guapos tienen que interactuar si quieren salir de ahí, seguir su camino. No son amables, son muy raros, y el espectador no puede creer que los guapos no sospechen nada y se dejen conducir tan fácil a una obvia trampa mortal. Uno de los escenarios posibles suele ser un café de esos de carretera yankee y todo suele estar localizado en medio de desiertos, o bosques con zonas desérticas y/o también una cabaña con lago. Siempre es verano.
Aún sin ningún tipo de sospechas, los guapos se dispersan para buscar ayuda y ahí comienzan a correr diversas (malas) suertes pero, como ya no están en grupo, los que van quedando no se enteran de los finales siniestros de los otros y siguen festejando alguna pavada. El primero en morir será el hombre que manejaba el auto, es ley. Si el resto hubiera sabido algo en ese momento, podría haberse salvado, pero siguen esperando el regreso de alguno y eso los pone en una situación cada vez más peligrosa.
Promediando la mitad de la película se define quién de los guapos es el protagonista, que a esta altura es -básicamente- el que queda vivo y que, en general, es quien al principio de la trama parecía el más débil. Ya está repleto de sangre y ha visto cosas inimaginables, pero filmadas al detalle para regodeo del espectador. Ahora, que la lucha es clara, habrá peleas cuerpo a cuerpo, se usarán armas que van desde destornilladores clavados en ojos hasta escopetas, pasando por hachas y, por qué no, gasolina y te prendo fuego si puedo.
En algún momento, el asesino (que es a quién protegía esta comunidad de feos y que puede ser desde un deforme despreciado en la infancia hasta un demonio sobrenatural, pasando por alguien a quien afectó la radiación) correrá a una víctima a través de un campo de maíz, o entre sábanas colgando de un ténder, o por cualquier lugar que nos deje verlo como titilar en su terror, a veces sí y otras no. Si salen bebés o niños en la trama, están en peligro pero no mueren.
Sobre el final, y en exclusiva defensa propia, muy porque no-le-quedó-más-remedio, el protagonista matará a su agresor y, cuando comience a irse, el malvado revivirá de pronto y volverá a la carga con más fuerza que antes. El guapo, finalmente, matará al feo y lo disfrutará. Festejará en hi five con algún otro, si queda otro, o pondrá buena música y logrará arrancar el auto que al inicio estuvo roto y lo dejó varado ahí.

The End.

Sobre los títulos, algo (un ojo que se abre, una música chan, un ruido oportuno) le hará notar al espectador que, en realidad, la pesadilla no terminó y que seguro habrá más.

sábado, 19 de septiembre de 2009

jueves, 17 de septiembre de 2009

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todo lo que era trueno ahora es agua
que cae pum pum así sobre mí
pelo cabeza hombros brazos
las manos no se mojan
tengo puestas estas botas
sé que soy como la piel
de esas gotas

lunes, 14 de septiembre de 2009

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En quince minutos hay que ir a la escuela, cada mañana intento levantarme antes para preparar un desayuno nutritivo porque soy la madre de un nene de siete que cuando en el colegio le piden que escriba una composición lo hace en forma de poema y además juega al fútbol y grita los goles con mucha pasión.
En diez minutos hay que salir a la calle por primera vez en el día, por primera vez en la semana, porque aunque una quisiera quedarse acá calentita siempre hay motivos que te llevan afuera y los pelos al viento, los anteojos de sol aunque esté nublado y ya hay demasiada basura acumulada al lado de la puerta.
En cinco minutos.
Ahora.
Ya.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Por momentos quisiera...

...ser una de esas personas que se levantan temprano con facilidad, toman mate escuchando la radio y que para las 10 de la mañana ya vuelven a tener hambre y necesitan un yogurcito o algo.

martes, 8 de septiembre de 2009

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me hago spam y me envío por todos los medios hacia vos con un solo mensaje y aunque confío llegarte de algún modo, sé que probablemente entre directo a tu junk-trash-blá con el resto de las cosas que decidiste no mirar por capricho.

martes, 1 de septiembre de 2009

Leéme.

Ayer tomé muchas cervezas y después soñé cosas fuera de control, así que hoy me levanté muy me visto de negro, me dejo los pelos salvajes. Era una fiesta en la que había gente enamorada, sushi gratis que nos daba vergüenza pedir pero igual lo hacíamos y un postre empalagante que comí porque la cucharita era chiquita, tan simpática. Yo fui en jogging, pero me puse botas de charol. Hablé mucho con un amigo en común que tengo con vos. Tocó una banda horrible. Hice bromas inteligentes con mis amigas. Llegué a casa antes de la medianoche y decidí no pensar en vos, ni en nosotros, ni en nada. Me salió bien. Después, los sueños no se pueden controlar así que ahora soy café en taza grande, soy polera con mangas rotas para meter los dedos, soy dedos en el teclado, soy teclado que dice leéme.