miércoles, 21 de febrero de 2007

A cuento de un hartazgo general que varios temas me vienen generando

Dice mi amigo J:
Todo el mundo en pose… todo el mundo vive para una cámara imaginaria.


Yo acoto:
Candidatos ideales que se emperran en ser simples chongos a fuerza de fashionismo al pedo, resentidos sociales que me leen sintiendose protagonistas, comerciantes malhumorados con capacidad de arruinar una bella mañana... Me agotan, me aburren todos. Juira, bichos.

Dice el diccionario:
egocentrismo: m. Exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales. Sinónimo de egoísmo.

Recomiendo a lo random:
*hacer una dieta y lograr algún objetivo con ella*Tener una vida social (y sexual) más activa*Escribir un diario intimo*Mejorar en lo suyo*Hablar del clima*Cultivar la nobleza de espíritu*Ver tele*Leer libros (de principio a fin)*Renovar su vestuario*Recordar que menos es más*Bajar un poco el tono de voz*centrarse en ustedes, dejarme en paz.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Sólo un cuartito de una de ellas me hizo dormir. Amarilla, chiquitita, deshecha en miles de pedacitos al cortarla. Tan mona.
Apenas una puntita cada noche me regularizó el sueño y la respiración, me sacó la opresión constante y hasta empecé a llevar una vida más sana, ordenada, y compré frutas, verduras, gasté una pequeña fortuna en el mercado y no lo lamento.
Está mal visto escribirle una oda al Clonazepán, seguro, pero esto apenas es un esbozo de párrafo (una noche de insomnio en la que ya hace días se acabó el pequeño blister) y además recuerdo todo un libro gordo y muy moderno que una periodista noeoyorkina le dedicó al Prozac, allá lejos y hace tiempo en los ’90 cuando todos éramos más grunges. Por suerte carezco de perseverancia hasta para las adicciones.

domingo, 11 de febrero de 2007

Ejercicio etílico

Agradezco tener el bendito vicio del tabaco, que me hace parar en ese kiosco con k y aunque se me mezclen los chongos al punto de llegar a dudar y crea que podría mantenerme con esas cosas que hace tiempo aprendí que no, y a pesar de que casi sienta que a esta altura del alcohol no tengo la tácita y hogareña capacidad de escribir, aún así sigo pensando lo que pienso y sintiendo lo que siento. ¿Cuánto faltaba para que vuelvas? Apurate, que así sola derrapo.

viernes, 9 de febrero de 2007

Me pregunto por qué

...todo lo nuevo se vuelve viejo tan pronto.

Y esa remerita que nos reclama desde la vidriera está trillada a la segunda postura, el flequillo impoluto es un remolino inmanejable previo paso por la ducha, el candidato ideal hastía cuando adquiere el título de novio, la empleada doméstica no barre bajo la alfombra al cobrar el aguinaldo, el vecino buena onda es un plomo después de un viaje en ascensor, ese chico misterioso es un infradotado a la media hora de charla, el trabajo que queríamos angustia al descubrir a varios garcas, la ternura de oírlo decir "mamá" se esfuma cuando empieza a gritarlo imperativamente, la impunidad millonaria del bolsillo lleno desaparece el sexto día hábil del mes, la banda más novedosa se convierte en ringtone terminado el verano, etcétera, coma y etcétra. Punto.

martes, 6 de febrero de 2007

Duda

Si Fabián Gianola habla mal de una por la tele, con nombre y apellido, durante más de cinco minutos... ¿Eso es top? Porque me siento contenta y sumanente halagada.
¡Gracias, Fabi! Y ya que estoy, un saludo para todos los que me conocen.

domingo, 4 de febrero de 2007

Elige tu propia aventura

no
Soy una chica extraña
no
Creo en el amor
no
Me importa lo que digan de mí
no
Es cierto todo lo que escribo

jueves, 1 de febrero de 2007

Mi presente histórico

...entonces agarro, dejo de lado mis principios fóbicos y lo llamo para desearle buen viaje (hasta me permito pedirle prudencia en la ruta) porque me nace desde el corazón hacerlo y, a esta altura de la vida, creo que esa es una muy buena razón, suficiente como para dejar de lado mis principios fóbicos, agarrar y llamarlo para desearle buen viaje. Simplemente.

viernes, 26 de enero de 2007

Algunas cosas que me gusta hacer cuando llueve:

*Escribir, escribir y seguir escribiendo. Si hay un ventanal que permita escuchar y ver el agua golpear, mejor.
*Jugar al solitario, porque me recuerda a mi abuelo y también porque Claudia y Lestat lo hacían todo el tiempo, para pasar las horas antes de salir a matar.
*Tomar mate en el patio hasta que se me ponga la lengua verde y saber que no tengo que ir a ningún lugar.
*Leer hasta la última sección del diario (incluidos los fúnebres y excluidos los clasificados).
*Dormir con la ventana abierta.

lunes, 22 de enero de 2007

Poema sin rima ni
métrica aparente
yo toco de oído
siempre.

Pasados los 30
ya no importan
algunas cosas y
hago hábito los rituales
la belleza se logra con
cremas corporales.

jueves, 18 de enero de 2007

Me niego rotundamente

Es el contacto con la naturaleza lo que me pone realmente cursi.
Me ato los dedos para no transcribir sensaciones.
¿Acaso yo voy a ponerme a escribir "paz", "plenitud", "sociego"?

Abro los ojos y veo
agua, río, cielo.
Pero no.
No voy a decir todo eso.

jueves, 11 de enero de 2007

Estaba por pensar algo importante, trascendente, determinante. Pero... prendí la tele y se me olvidó.

martes, 9 de enero de 2007

Q.E.P.D.

Él se volvió a poner sus mocasines, como si nada.
Que ya no le importen mis principios estéticos me dice mucho.
Me resulta casi anecdótico que se haga el lindo, que falten en mi casilla sus mails chichoneros y me apena un poco pero no me preocupa que nuestras escasas charlas telefónicas sean decepcionantes.
Pero esos zapatos marrón clarito... Esos zapatos setentosos con lengua y sin cordones me lo dicen bestialmente: lo nuestro terminó.

viernes, 5 de enero de 2007

Primeros dixits del 07

“Feliz algo nuevo”.
(Mi retoño, cada día, a quién quiera oírlo, desde el 31 de diciembre de 2006 y sigue).

“Detrás de cada cara moderna siempre se esconde un monstruo”.
(Danixa, en referencia a alguien más moderno que ella. Mañana del 3 de enero).

“Como dice Carlos, dame que yo te lo prendo”.
(Leo, que hace una semana dejó de fumar en equipo con Carlos y ahora son muy serviciales con los cigarrillos de los demás. Velada nocturna del 3 de enero).

“¡Son berrinches! Ahora la gente quiere ser cualquier cosa”.
(Dex, en un taxi de regreso, a propósito de un cantante pop que aspira ser parte de una suerte de pomada. Madrugada del 4 de enero).

“¿Qué te pasa que otra vez estás linda?”
(Rubiola, piropeándome en su espléndido estilo cabeza cool. Mediodía del 5 de enero).

martes, 2 de enero de 2007

Pasamos a otro tema

Así que les regalé, fatídicas gordas tristes, todo eso que les importa tanto y yo nunca quise tener. Lo dejé tirado y me fui. Ahora, cuando las veo saborear mis restos como si fueran su plato principal, siento una suerte de satisfacción altruista. Y ahí están, luchando como buitres, harpías, sacándose los ojos entre ustedes, por un poco de… ¿glamour? Permítanme una de mis risas. Y vos, rey siniestro de ese mundillo lamentable, mi mejor venganza es que seas eso que sos y veas pasar, casi levitando, a una fresca y renovada danixa. Que dice. Y sigue diciendo.
*

domingo, 24 de diciembre de 2006

Si hubiera que hacer una reflexión por fin de año...

...diría que ojalá gane siempre lo auténtico por sobre todo lo demás.


Decir la verdad, reconocer sentimientos, apostar a la simpleza, llevar tatuado en el alma el lema. Menos es más. Expectativa: Cero. Alta autoestima.

Aplauso-medalla-y-beso.

martes, 19 de diciembre de 2006

lunes, 18 de diciembre de 2006

Hoy por hoy, si me ganara un premio se lo dedicaría a:

TN, por creer en mí sólo con verme un día y, tiempo después, haber hecho a un lado tu amor maternal para dejarme ir. Es increíble, pero realmente te quiero.
GM, mi primera jefa y hoy mi amiga, la madre soltera que escribe lindo a quien yo terminé emulando sin darme cuenta. Café, cigarrillos y consejos.
ZZ, por la fe ciega ante todo y las místicas tardes de Tarot.
NP, por el apoyo en el momento indicado, la exigencia altísima que me obliga a mejorar siempre y por ser el espejo de salud mental en el que me hace bien mirarme.
FP, mi retoño pop y pilar de la danixa que me gusta ser.
JM, mi primer lector verdadero que de fan anónimo pasó a invaluable amigo en mi casilla de mail. Gracias.

(aplausos, gran emoción y mutis por el foro)

viernes, 15 de diciembre de 2006

Sos un mail

Me pregunto por qué cuernos, si todo es como me explicás, no te tomás ya mismo un puto avión y celebramos hasta hacernos viejitos. Y morimos felices, en un futuro lejano, de muerte natural.

martes, 12 de diciembre de 2006

el estrés de planear cómo
huir de todos en las fiestas
arbolitos paupérrimos que no
dicen nada más que
"llegó fin de año y seguís igual"

domingo, 10 de diciembre de 2006

Soy una chica top

tener un blog todo rosa-escribir sobre mi vida sexual-y quejarme por ser tan ardiente.
"Nadie me puede seguir el tren"
porque también, si quiero, puedo ser poeta y leo
mis cosas en un bar de San Telmo. O en algún centro cultural.
Tengo amigos publicados y mis prosas envuelven
huevos cada domingo.
En la puerta de mi casa planté un floripondio
(en mazeta)
y
hace unos años se me ocurrió parir un hijo.
Casi casi.

miércoles, 6 de diciembre de 2006

ODIO

*A mi último novio.
*A las madres de los compañeros de jardín de mi hijo que se quedan en los cumpleaños y participan de todos los eventos escolares.
*Mi trabajo.
*A una amiga que derrapó en la lealtad.
*A la esposa de G.
*Por momentos, a G.
*Tener insomnio.
*Levantarme todos los días a la misma hora.
*Cuando se hacen bolitas en la tela de las sábanas.
*No saber aún cuándo me voy de vacaciones.
*Que en el colegio LAICO de mi hijo, le hablen de la existencia de papá noel y le digan que en su casa va a haber un arbolito de navidad.
*Y tantas otras cosas, pero sobre todo... A mi último novio.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Escenas de domingo

1.
(Exterior-Día: temprano a la mañana, salen a la calle con tremenda resaca, los pajaritos cantan y el sol brilla furiosamente saludable en el cielo limpio)

Manolo: -Parecés una estrella de rock.
Danixa: -Sí: baqueta total, pero con los mejores anteojos negros.

2.
(Exterior-Día: mediodía en Once, calles sucias de basura, poca gente a la vista, feo olor en el aire)

Carcuija: -Habilitame una moneda.
Danixa: -No tengo.
Carcuija: -Dame todo lo que tenés, nena.
Danixa: -Rajá de acá, pendejo, antes de que te cague a chancletazos.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Soñé que te morías

Estaba en tu velorio, que más bien se parecía a una barata fiesta de 15, con mesas largas, gente comiendo y shows en vivo. Jamás había sentido una tristeza semejante. Mientras me imaginaba la vida sabiendo que no ibas a estar, nunca más, como si fueras mi leonor-estaca, clavada tu ausencia en mi alma, y un millón de cuervos repitieran, y no uno, sino un millón, el constante "nunca más". Y no me animaba a mirar a nadie, por temor a sentirme en falta, para evitarme cruzar miradas con ella, que cantaba tan mal y a los gritos.

martes, 28 de noviembre de 2006

Algunas fobias que sí tengo, aunque no las padezco yo (pobres los otros)

*No me quedo tranquila si las puertas del ropero están abiertas
*Es impensable meterse en la cama con las medias puestas
*Siempre hay que cepillarse el pelo antes de bañarse
*La cartera, mochila o bolso, también debe combinar con la ropa interior
*El tomate para ensalada se corta en cubos, jamás en rodajas
*La ropa de cama no puede ser oscura ni de fibras sintéticas
*La cadena del baño se tira dos veces
*Por la calle, mi hijo tiene que caminar del lado de la pared
*Los jeans muy azules me dan pánico
*Si me falta el anillo de plata que me hizo mi hermana, mi anular izquierdo me tortura todo el día
*Es pecado usar jean con jean o corderoy con corderoy
*Que nadie toque las cosas que hay en mi escritorio
*Está prohibido sentarse sobre las sábanas con la ropa de calle
*Ah, sí, necesito hacer listas

domingo, 26 de noviembre de 2006

Algunas fobias que no padezco

*Soporto estoicamente el goteo de canillas
*Puedo apretar el tubo de la pasta de dientes desde el medio
*La luz natural y los pajaritos trinando a todo dar no me quitan el sueño y, menos aún, un velador prendido
*Me resulta posible hacer pis con gente mirando
*No necesito cerrar la puerta del baño en ninguna situación
*Soy capaz de comer mientras otro fuma
*Si los pelos que hay en la ducha son míos o de mi hijo, no me importa

viernes, 24 de noviembre de 2006

...y entonces le dije que “dale”, que si se ponía un poco las pilas con todo lo demás le aceptaba la tácita propuesta matrimonial. Y seguro fue el vino, ese tinto que le negué a muerte estar tomando mientras hacía un rulo con el cable del teléfono, el que me hizo aflojar ahí, justo con algo que sé que jamás haría. Y mientras le prometía más cosas que sabía iba a incumplir, le exigía lealtad y compromiso.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Some like it hot

Depilarse o no, suspender esa cita o. Olvidarse del turno sacado para el media pierna, cavado y axila sin tiempo para ir a otro lado y dejar que sea lo que sea. Él usa jean con jean y eso no estimula pero, gauchito, sabe reírse de los principios fashion de la chica. No rankea para candidato, no tiene la edad adecuada ni la energía precisa para. Se va terminando el día y la opción se transforma en ir hasta la casa apeteciblemente vacía, libre de responsabilidades y, además de ver qué pinta para la noche, darse el pequeño lujo de, llegado el momento, dejar que el contestador haga su trabajo y sólo atender si el mensaje verdaderamente lo amerita.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Mis hermanas

Una escribe poemas que hablan de tu, otra se hizo varios tatuajes dudosos y la tercera, la muy turra, es tan amorosa como violenta. Cuando nos juntamos a charlar, y fumamos miles de cigarros y tomamos cafecitos, ya no importan el dark, la cumbia, los amigos artísticos ni los libros leídos y las películas vistas. Está el humo, hay cacareo constante, se llena la terraza de risas grotescas y eso, por un rato, es más que suficiente.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Sociedad (o lo que nunca podría escribir en Light Magazine)

“Súper absorbentes”, “me asombra lo finitos que son”, “ideales para el verano”. Julieta Ortega, Ana Paula Dutil y Guillermina Valdés, las jóvenes madrecitas del clan Palito, dan testimonio sobre un escenario y Horacio Cabak anima la fiestita. Miércoles, 18.30 PM, y yo atravieso la pantalla para aparecer fotomontada en una suerte de evangélica publicidad de Sprayette (pero de la High Society) a propósito del lanzamiento de unos pañales conchetos, inaccesibles, de esos que nunca le compré a mi hijo. Y mi hijo, que ya contiene orina pero me acompaña a lugares increíbles, tan rubio como el resto de los retoños recoletos allí presentes, hijos y/o nietos de personas pseudo famosas, se arranca los ojos con un pequeño juan cruz de doble apellido por un autito de plástico. Y gana. Una fila de cámaras y noteros de programas cholulos corren detrás de ¡Fernanda Iglesias! (a quien juro que la tele le SACA cinco kilos) y la oigo de lejos mechar un “petti” cada dos palabras. Entre los juguetes políticamente correctos, una cantante progre, animadoras símil nannys y mucamas con trajecitos que te ayudan casi hasta a respirar, me siento a escribir estas reflexiones y fantaseo con prender un nocivo, tremendamente poco acertado cigarro.


Post Scriptum: Cualquier cosa es mejor que pasar las horas en el edificio del horror, lo sé. Pero cualquiera, eh.

Post Scriptum 2: Susana Fontana, por cierto, guarda en su cara los restos de años y años de maquillaje barato. Tiene olor a canal 9 y, aunque se bañe o ponga cremas, yo podría jurar que esas cejas seguirán dibujadas a lápiz por los siglos de los siglos.

domingo, 29 de octubre de 2006

Máxima:

No es top sufrir patologías que ya pasaron de moda.

Nota al pie:
(Mejor dejo los ataques de pánico)

viernes, 27 de octubre de 2006

*

Estar más flaca, tener conocimientos de todo tipo, mantenerme tonificada por siempre, no anhelar elogios de nadie, que la inspiración me mueva, comprarme muchas remeras negras, ser un talento indiscutible y para todos los gustos, cagarme en la mirada de los otros.
- - - - - - - - - - - Yo fui una danixa que a veces extraño - - - - - - - - - - - -


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - Tengo ganas de creer en Dios. Pero de verdad-


¿A dónde va toda la gente linda?- - - - - - - - -
- - - - - ¿A dónde se fue?

lunes, 23 de octubre de 2006

soy una más

Tuve mi primer ataque de pánico (in inglish ya es demasiado) y estoy emocionalmente lista para el segundo. Todos los condimentos todos, trajo. Uh, qué trip. Me quiero bajar.

miércoles, 18 de octubre de 2006

Para VS, MA, GL y LL sólo para empezar

Te odio tanto. Tu aspecto inmundo, bizarro, caricaturesco. Me repugnás a un punto tal, que sólo con nombrarte siento ganas de vomitar. Expondría con liviana alegría mi almuerzo completo sobre tu cara espantosa. Imbécil.
Sos un ser tan odiable (no odioso) que anhelo arrancarte los brazos y ver con parsimonia cómo se destrozan tus tendones y se estiran como un chicle viejo para finalmente cortarse, con el esfuerzo de mi fuerza. Das asco.
Cuando sólo seas un rectángulo de carne, mis bonitas botas van a aplastar tu cabeza sin llegar a mancharse con tu líquido cerebral, que se va a escurrir por el asfalto caliente y primaveral de alguna simpática callecita de San Telmo. En serio.
Después, sólo por gusto, voy a patearte los riñones hasta estar muy cansada y para terminar, voy a coronar el acto serruchando tu cuello fofo con la coqueta Vitorinox que me regaló mi padre el último día del niño. Amén.

martes, 17 de octubre de 2006

PAREN LAS ROTATIVAS

El día peronista terminó a las piñas y a la lealtad la enterraron profundo, en lugar del cajón del conflicto.

miércoles, 11 de octubre de 2006

Sergio Denis

Al pie del cedro azul estaba su lugar. Uno de los pocos bancos de la plaza, si no el único, que siempre permanecía vacío. Sabía que, salvo para ella, la continua lluvia de agujas resecas del árbol desmentía su manifiesta hospitalidad. Con suavidad apartó un puñado y se sentó a esperar. Colocó el grueso sobre y la cartera sobre su falda y no pudo evitar notar, con un dejo de coquetería, el levísimo contraste entre el manila tostado del papel y sus rosadas rodillas desnudas.
Ya esperando, descubrió que no le agradaba estar ahí. Por primera vez se reprochó haber elegido esa plaza para el encuentro. Los hechos la habían tomado por sorpresa y ese fue el primer lugar que vino a su cabeza cuando acordaron verse.
Era un lugar tan bueno como cualquier otro, se dijo. Tenía la ventaja de ser conocido y, desde su ubicación, disfrutaba de una amplia vista de los accesos. Pero, también, ese era su banco de siempre y temió atar el recuerdo de un sitio tan personal al desenlace de aquel encuentro. Le bastó un vistazo al reloj, al otro lado de la avenida, para saber que había llegado bastante antes de lo planeado. Solía anticiparse a las citas, le gustaba sentir que los acontecimientos venían a ella y no al contrario. Naturalmente era conciente de lo absurdo de la idea, pero aún así la reconfortaba.
Sentada frente a ella, ligeramente a su derecha, una mujer muy joven estaba jugando con su bebé... Hacía esa clase de monerías y gestos que le costaba imaginar en sí misma y suponía asociados al hechizo autista de la maternidad. Intercambiaron sonrisas cuando la madre se supo observada y, rápidamente, prosiguió con su recorrida visual. Banco de por medio, y más a la derecha aún, dos viejos macilentos se ofertaban al sol. Charlaban y gesticulaban sin mirarse. Notó que eso era muy propio de algunos ancianos, como si el otro fuera sólo la excusa que permitía escucharse a sí mismo sin el fantasma de la demencia sobre su humanidad.
No le caían bien los viejos. Les temía. No podía evitar imaginar en ellos cierto rencor hacia su juventud y belleza. La culpa que le causaba ese sentimiento hacía que disimulara con real esmero cada vez que lo sentía aflorar. Particularmente en su trabajo, ese afán se disfrazaba de espontánea jovialidad y en varias oportunidades la había llevado a descubrirse, casi siempre con asco, entre las manos de alguno.
Buscando refugio de sus recuerdos, sus ojos regresaron una vez más a la madre con su bebé y la asaltó una certeza que supuso atroz. “Esos dos viejos alguna vez fueron el bebé de alguien”, pensó. Sacudió levemente la cabeza, espantando la catarata de imágenes que ofendía su mente, y se dispuso a seguir esperando.

***
Campera de jean, camisa de jean y pantalón de jean. En los pies mocasines náuticos, sin medias, y carterita de cuero colgada del hombro. Se miró al espejo y, como si lo filmara una cámara de película ochentosa, se guiñó un ojo a sí mismo. Se sintió realmente moderno, “canchero y jovial”, determinó satisfecho. Se encaminó a la puerta silbando bajito y cuando agarraba el picaporte se dio cuenta casi con horror: La cumparsita no era lo más apropiado para esa tarde. Buscó otra cosa en su memoria y antes de dar la segunda vuelta de llave, siseó algo parecido a la melodía de un tema que había escuchado en la radio esa mañana. Mucho mejor.
Todavía estaba en la escalera cuando sospechó que no tenía encima la billetera, pero palpó sus bolsillos y descubrió que sí, que ahí estaba, así que eludió a la portera del edificio, evitando una de esas charlas amables y sin sentido, y salió a la calle triunfal. Respiró hondo, cantó un pájaro, pasó un perro que no llegó a decir “guau” aunque hubiera querido y él se dio cuenta de que lo mejor era caminar. Sí, porque la tarde estaba linda y, también, porque le parecía que si llegaba muy pronto ella podía creer que tenía cierta desesperación. Él era un tipo grande, seguro de sí mismo, el galán maduro que todas deseaban tener entre sus brazos. Sí, así era la cosa, se convenció.
Pasó frente a una vidriera y reconfirmó de refilón, en el reflejo, que sus canas a lo Sergio Denis le daban un toque interesante. Testeó llegando a la esquina el efecto de sus ojitos claros cuando miró profundo, a lo Gabriel Corrado, a la chica del kiosco. “Particulares”, le dijo modulando correctamente, y ella le entregó el paquete de cigarrillos junto a una enorme sonrisa. “Dame también un bombón de esos… ¿Te gustan esos bombones? Si un muchacho te regalara uno, ¿te parecería… copado?”, preguntó. Ella dijo que sí, que eran ricos y entonces él compró dos: uno se lo guardó en el bolsillo y el otro se lo dejó a la kiosquera. Llegó a la avenida sintiéndose muy bien.
Vio la plaza a lo lejos, chequeó la hora y estimó que si caminaba las tres cuadras que faltaban a ritmo ameno, llegaba puntual, clavado, como un inglés. Se metió en el primer bar y decidió demorarse lo que dure un cafecito. “Un cortado”, le pidió al mozo y, sin sacarse la campera de jean, prendió el segundo cigarrillo. Se dispuso a esperar.

***
Estaba tentada de mirar una vez más la foto. Nada nuevo, claro. Había estudiado todo, no era una amateur, pero le divertía entregarse al riesgo de lo inoportuno. ¿Qué otra cosa, sino eso, era tener ese sobre en sus rodillas justo ahora? Bueno… quizás también tenía que ver con subestimar un poco al otro.
“Un laburo fácil”, le había dicho la voz de siempre al otro lado del teléfono. “Un boludo que se metió con la hija del tipo equivocado. Y papá… nos llamó a nosotros. Ahí te dejé, donde ya sabes, los datos del galán en un sobre. Ah, el tipo quiere que la hagas un poco larga, vos sabes… por la pendeja, más que nada. No vaya a ser que se le de por sumar dos más dos”.
Sergio Denis. Así lo bautizó la primera vez que vio su foto. No recordaba cuándo había adquirido el hábito de referenciar a sus blancos con personajes populares. Algunos colegas usaban un número, otros un rasgo o un apodo. “Yo soy una cholula”, pensó mientras se encogía de hombros. “Además, éste estaba cantado”, se dijo sin percatarse de la humorada.
Repasó, de memoria, algunos datos. Profesor de literatura en un colegio secundario, 52 años, divorciado hace diez y con dos hijas que no visita nunca. “Y justo por visitar a la hija de otro… te ensartaste. El destino es un sarcástico”, canturreó. Junto con la foto, venía lo básico: dirección, teléfono, relaciones, rutina.
Había sido muy fácil, tanto que la sorprendió. Bastó con tomar el subte un par de veces en la misma estación que él. El libro adecuado en la mano (Paulo Cohelo había resultado perfecto) y el discman con, no pudo resistirse, Sergio Denis al volumen idóneo. El resto, en honor a la verdad, lo había hecho todo él solito.

***
Ya habían pasado 15 minutos y el café seguía intacto, enfriándose en el pocillo. El cenicero se iba llenando de colillas blancas, meticulosamente apagadas y ordenadas en fila, y la ceniza de los cigarrillos estaba apilada en el rincón derecho, justo atrás de los restos de tabaco. La ventana era como una pantalla de cine y él decidió ser espectador por un rato.
Pasó caminando una señora vestida con un batón y acarreando un changuito de las compras aún vacío. Aproximadamente 60 años, pensó, y también supuso que iba al mercado para procurar el almuerzo de un marido gris y algunos hijos adolescentes, seguramente mal educados. Como un insert, en blanco y negro, pudo verla en su cocina mugrienta y hasta fue capaz de sentir el olor del guiso de lentejas y carne barata. Con ella no quería. No había gracia en quitarle algo a quien no tenía nada.
Otra vez la calle, en colores, se ofrecía como escenario y siguió mirando. Ella tenía 13 como mucho y le faltaban al menos dos para que él pudiera hacer lo suyo. Un cigarrillo y un chupetín compartían la misma mano y esas trenzas largas no lo terminaban de provocar. Se incomodó un poco y estuvo seguro: sí, en tres veranos como máximo, él podría encontrarla en una esquina, hablarle dulce y bajito, mostrarse inofensivo, casi idiota, y después decidir si iba a ser sólo sexo o… lo otro.
Antes era sólo sexo. Ahora ya no. A veces, cada vez más seguido, venía también lo otro. Y él lo sabía en cuánto las veía. Siempre había sido sólo sexo y nada más. Después de engatusarlas, seducirlas y convencerlas, venía el sexo. Y él se sentía un vampiro, rejuvenecido, fortalecido con la energía de todas ellas. Sus olores perduraban durante días en sus dedos y a él le daba pena lavarse las manos.
Violeta fue la primera que lo miró con desprecio. Violeta era rubia, y en aquel momento tenía 25 años. Entonces, cuando vio la frialdad de sus ojos azules, la mueca de asco en su boca rosada… lo supo. Todas se parecían a ella, todas habían sido ella y las que vinieran… iban a ser ella. Y apretó con fuerza.
Quizás por eso no pudo seguir casado, porque su mujer había sido alguna vez como Violeta. A las hijas las dejó de ver con el esfuerzo de su último instinto paternal. Pronto serían como Violeta y él no podía garantizar que no les haría nada. Así que desapareció entre la gente, se dejó llevar por la vida y no volvió más. Y Violeta, Violeta aún estaba en el fondo del río.
Hoy por hoy no podría asegurar tampoco que si se cruzaba con alguna de sus hijas sería capaz de reconocerlas. Cada chica que veía era Violeta. A veces lograba contenerse y, entonces, volvía a ser sólo sexo, como con la de la semana pasada, que llorando asustada le había jurado que se iba a vengar, que no sabía con quién se había metido, aseguró antes de correr bien lejos. Son cosas que se dicen, pensó, y decidió no seguirla. Ese día estaba cansado y la dejó ir.
Después de que la chica desapareciera de su vista quiso volver a su casa, para darse una ducha caliente y mirar por la ventana. Se tomó el subte arrepentido, dudoso… Quizás no debería haberla liberado. Entonces decidió recomenzar todo otra vez, mejor, con alguna otra que sea más… dócil.
Un escalofrío le recorrió la espalda y desexorcizó los fantasmas con una sonrisa amplia. “Cálido, un poco tonto pero inofensivo… Justo lo que la chica del subte estaba buscando”, pensó y se tomó el café de un trago. Estaba frío. Parecía como si ella hubiera estado esperando que él le hablara. Y era rubia, como Violeta. Sonrió. Nunca había sido tan fácil conseguir un sí. Espió su carterita de cuero setentosa, adentro estaba la cuerda con la que apretaría su delicado cuello largo y el libro de Paulo Cohelo que había comprado para saber qué frases podían llegar a interesarle. El bombón que pensaba regalarle antes de llevarla hasta un lugar apartado, seguía en el bolsillo del pantalón de jean.
La película allá afuera lo reclamaba, así que dejó el peso con cincuenta sobre la mesa, se acomodó el pelo que le caía sobre la cara afable y caminó hacia la plaza a encontrarse con su próxima víctima. “Hola pichona”, planeaba decirle al llegar.


Nota al pie:
El juego de los juegos fue una idea mía, muy sin reglas (que comenzó con otro cuento que aún está en proceso), y entre idas y vueltas de mails Daroxiano propuso que cada uno creara un personaje y lo dejara en las puertas de un suceso, para que se vaya modificando con lo que el otro escribiera. Y pintó Sergio Denis. Otro gran juego podría ser que alguien adivine quién escribió qué personaje… Pero me temo que sólo Daroxiano sería capaz de tremenda hazaña.

martes, 10 de octubre de 2006

...

Llamó por teléfono. Pasaban más de 40 minutos de lo convenido, pero eso no importaba. Nada, en realidad, se puede convenir ente ellos. Ella elige no llorar, pero no puede evitar hacerlo. Casi dos horas NY-BS AS que dejan de resaca un nudo en la garganta, la mirada perdida en un punto fijo del techo (“del cielorraso”, dijo él) y el corazón agotado de tanto desencuentro.

Volvió a llamar para “no cerrar por e mail”, para “estar con vos un rato más”. Él se queda caminando en su departamento y ella tirando lágrimas por la ventana. Y “te amo mucho”, “sos el amor de mi vida”, “quiero enroscarte los pies con mis piernas”, “fumar en la oscuridad mientras dormís”, “ser tu novio”, “salir a pasear juntos”, “irnos de viaje”.

La tristeza es por la imposibilidad. Pero atrás viene la bronca, esa suerte de enojo. Es que ella no cree en los romeos y las julietas. Igual entiende que los trabajos, las ciudades, las esposas, los hijos, los novios, todo, hacen que a él le parezca irrealizable. “Me cago en el guionista de esta historia de desencuentros, maldito sea el director de esta comedia dramática… Agarraría las riendas del asunto yo, para torcer el destino a mi gusto, si pudiera”. Esa frase no salió así de valiente, quedó dicha a medias, perdida entre arrumacos y potenciales posibilidades.

“Ahora cortamos y mañana te vas a trabajar y a vivir tu vida y yo a leer tus viejos mails y a hacer mis cosas y nos perdemos otra vez en el tiempo”. “Vos sos mi parque nacional, mi mujercita hermosa”. “Vos sos el amor de mi vida: eso sos”. Congoja.

Y se va a dormir, pero no puede cerrar los ojos. El estomago es una bola que no va a aflojar nunca. La pregunta que no se animó a hacer es: “¿Cómo volvés a tu vida, con ella, y sos feliz? Porque a mí me cuesta tanto acomodarme a ese extraño que no sos vos… Y lo hago, lo hago porque no me dejas opción”

sábado, 7 de octubre de 2006

Potencial

Si pudiera decirle a mi jefe “me voy”, guardaría todos mis documentos en un disco, metería las estampitas y fotos en un sobre y saldría a la calle para no volver nuca más. Si tuviera la posibilidad de viajar por el mundo, tomaría un avión a Nueva York y te iría a buscar. Si fuera más valiente te explicaría cómo son las cosas y, si te fuera posible, sé que vos querrías. Si la burocracia no me hubiera ganado habría terminado el CBC y hoy sería licenciada en algo. Si alguien quisiera depositar dinero en una cuenta a mi nombre todo sería más fácil. Si le hacía caso a Malena hace cuatro años hoy sería una experta en pilates. Si no fuera tan inconsciente seguro que no me animaba a tenerlo y hoy no sería quién soy ni él estaría ahí, iluminando las cosas. Si en vez de caminar a casa me subía al colectivo llegaba más rápido. Si en vez de pizza, ensalada. Si dejara de fumar. Si elegía B. Si pudiera.

viernes, 6 de octubre de 2006

..

¿Qué tenía para ofrecer? Poco, apenas unas palabras y algún que otro giro gramatical. Pero con eso fue, sólo con eso se metió de lleno en la vorágine y fue tragada, deglutida, procesada por los jugos gástricos más voraces y ahora espera, paciente y casi desintegrada, el glorioso día en el que será vomitada. Salud.

martes, 3 de octubre de 2006

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Era la nada, que me atrapaba sin remedio. La nada misma, que me hacía tanto daño. Horas y horas encerrada en ese lugar, minutos tan valiosos que se volvían monstruosamente eternos. Hace un año y monedas yo era otra persona, con distintos colores. Mejores colores. Ahora me plagio a mí misma y, para no perecer del todo, imito a la chica que solía ser. No me sale muy bien. Me extraño a mí. Por sobre todas las cosas me echo de menos porque, aunque sea triste de reconocer, me he hecho de menos.

sábado, 30 de septiembre de 2006

Variaciones de una misma cosa

Extraño
Te echo de menos.
Te he hecho de menos.
Techo, de menos.

...

Techo, de menos
Te he hecho de menos: te echo de menos, extraño.

...

Te he hecho de menos
Te extraño, te echo de menos... Techo, de menos.

...

Te echo de menos
Techo, de menos.
Te he hecho de menos.
¿Extraño?

miércoles, 27 de septiembre de 2006

Plumero en mano

Volví. Limpiaré el living virtual, ordenaré casualmente y, entre una cosa y otra, intentaré sacarme los frívolos vicios laborales del teclado escribiendo(me) algunas cositas. Como dijo J: "Quien quiera oir, que oiga".

miércoles, 19 de octubre de 2005

miércoles, 14 de septiembre de 2005

Maxima

Los pelados (los que se rasuran a cero por gusto) siempre son garcas.
Agregale un plus si son putos y, si trabajan en periodismo... Agarrate Catalina.

sábado, 18 de junio de 2005

Flamenco para G.

Cobarde, cobarde, tienes miedo del amor... porque tu eres cobarde.
Abre tu pecho, abre tu pecho, di la verdad y aunque te mate:
tienes miedo del amor, porque tu eres COBARDE.

COBARDE, COBARDE, COBARDE.