*Escribir, escribir y seguir escribiendo. Si hay un ventanal que permita escuchar y ver el agua golpear, mejor.
*Jugar al solitario, porque me recuerda a mi abuelo y también porque Claudia y Lestat lo hacían todo el tiempo, para pasar las horas antes de salir a matar.
*Tomar mate en el patio hasta que se me ponga la lengua verde y saber que no tengo que ir a ningún lugar.
*Leer hasta la última sección del diario (incluidos los fúnebres y excluidos los clasificados).
*Dormir con la ventana abierta.
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