miércoles, 1 de noviembre de 2006

Sociedad (o lo que nunca podría escribir en Light Magazine)

“Súper absorbentes”, “me asombra lo finitos que son”, “ideales para el verano”. Julieta Ortega, Ana Paula Dutil y Guillermina Valdés, las jóvenes madrecitas del clan Palito, dan testimonio sobre un escenario y Horacio Cabak anima la fiestita. Miércoles, 18.30 PM, y yo atravieso la pantalla para aparecer fotomontada en una suerte de evangélica publicidad de Sprayette (pero de la High Society) a propósito del lanzamiento de unos pañales conchetos, inaccesibles, de esos que nunca le compré a mi hijo. Y mi hijo, que ya contiene orina pero me acompaña a lugares increíbles, tan rubio como el resto de los retoños recoletos allí presentes, hijos y/o nietos de personas pseudo famosas, se arranca los ojos con un pequeño juan cruz de doble apellido por un autito de plástico. Y gana. Una fila de cámaras y noteros de programas cholulos corren detrás de ¡Fernanda Iglesias! (a quien juro que la tele le SACA cinco kilos) y la oigo de lejos mechar un “petti” cada dos palabras. Entre los juguetes políticamente correctos, una cantante progre, animadoras símil nannys y mucamas con trajecitos que te ayudan casi hasta a respirar, me siento a escribir estas reflexiones y fantaseo con prender un nocivo, tremendamente poco acertado cigarro.


Post Scriptum: Cualquier cosa es mejor que pasar las horas en el edificio del horror, lo sé. Pero cualquiera, eh.

Post Scriptum 2: Susana Fontana, por cierto, guarda en su cara los restos de años y años de maquillaje barato. Tiene olor a canal 9 y, aunque se bañe o ponga cremas, yo podría jurar que esas cejas seguirán dibujadas a lápiz por los siglos de los siglos.

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