lunes, 14 de septiembre de 2009

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En quince minutos hay que ir a la escuela, cada mañana intento levantarme antes para preparar un desayuno nutritivo porque soy la madre de un nene de siete que cuando en el colegio le piden que escriba una composición lo hace en forma de poema y además juega al fútbol y grita los goles con mucha pasión.
En diez minutos hay que salir a la calle por primera vez en el día, por primera vez en la semana, porque aunque una quisiera quedarse acá calentita siempre hay motivos que te llevan afuera y los pelos al viento, los anteojos de sol aunque esté nublado y ya hay demasiada basura acumulada al lado de la puerta.
En cinco minutos.
Ahora.
Ya.

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