Hace un tiempo decidí sacarme el flequillo y llegué a militar en su contra. Mi hebilla pegada a lo Margot T o mi mini turbante Simona se me hicieron un clásico. Pero entonces llegó Walter a mi vida y, oh... además de ganarse el puesto de mi estilista de cabecera (cuac), me convenció de volver al viejo look. De bonus, me reconcilió con mis rulos como jamás hubiera creido que podía pasar.
Soy etarra-glam. Estoy regresando.
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