miércoles, 11 de junio de 2008

Te voy a extrañar, muñeco

Tengo la suerte de sentirme propia en familia ajena. Pasa con pocos, pero es real. Sucede ahora. Todos de visita en lo de Martha, con H, porque guidetti se va: chau Manolo. Y madre coraje dice: "Vos tené en cuenta, Daniela, que podés tener novio, marido, amante o lo que quieras, pero no tenés que rendirle cuentas a nadie, nunca", y se toma el anís. Titi toma anís. Bruno tiene moto y me acuerdo tanto de Norberto, viene el día del padre y él está en fotos y anécdotas.
El reality de la cámara de seguridad del palier y el ascensor que parece el enterprise. Acá todos me retan por cariño. Me gusta eso. Decido dejar notas por donde quiera que vaya y empiezo ahí, en esa casa familiar de mi amigo el serial killer, que tiene diez remeras iguales y pares de medias con copia.
La charla versa sobre esas cosas que hacíamos en la secundaria y todas las anécdotas piden palabras que atrasan, como "casette", ese que le grabaste a la chica obsesivamente y entonces.
-Eso es amor.
-No, es un montón de tiempo libre.

Pedimos helado, tomamos Chivas Regal. Chocolate amargo, naranja con durazno y dulce de leche granizado. Odio el dulce de leche pero me lo como porque estoy cómoda y feliz. "Los mejores helados y pizzas están en Buenos Aires", decimos. Discutimos el issue "pizza", entran en competencia Güerrin y un lugar en el sur de Italia. Empatan. No, no se sabe. A mi me importa un huevo si mañana trabajo y Titi toma anís, así que dice.
-Cuando consiga el marido del millón de dólares...
-¡Qué buen proyecto!
-No, Guido, explicale que ese hombre de verdad existe.

Juá. "Bolas de fuego era pura música", decís. Te quiero, amichi. Escuchamos Los Abuelos de la Nada y es tan bueno. El reloj corre para adelante y reclamo tu regreso. No podés vivir acá, no podés y lo sé más que bien. Sería demasiado ideal y la vida no es así de ideal. Vemos Blade III y te cuento la trama, decido salir a buscar un taxi en plena madrugada y decís "cuidate, nena". Yo explico "soy de Urquiza y esto es Barrio Norte, relax, pebete". Pero retrucás con "cuidate, dije". Y dijiste. Me fui.

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