si tuviéramos una casita de éstas
la pintaríamos toda de naranja
y habría un kayak dado vuelta
cerca de la puerta violeta,
la que da al muelle
y a ése kayak dado vuelta
a veces lo usaríamos de asiento
para descansar nuestros brazos y piernas musculosos
de tanto remar en canoas prestadas, sin motor
y nuestros brazos y piernas musculosos
son los que nos abren paso
sirven para despejar juncos
cuando avanzamos descalzos
por pequeñas selvas
perseguidos por perros empáticos
que no dejan de hacerse amigos nuestros
y nos rodean custodiándonos
a veces incluso se tiran al río para salvarnos
aunque no nos estemos ahogando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario