Me pasaba al inicio de los tiempos de este living que escribía así en un plan muy rándom y era tan novedoso eso de que me leyeran tantos anónimos que en un punto dejaban de serlo que no podía evitar la sensación de eterna iluminación.
Y me pasaba en esa época también que estaba como a flor de piel, en una especie de carne viva, montada en una inspiración pragmática de sentir y transcribir a la que me acostumbré, que pasó a ser tan cotidiana que dejó de sorprenderme y ahora no sé. Escucho R.E.M., por ejemplo, y me vuelve esa suerte de sensación de querer contar trivialidades al tuntún, como que hay canciones que me llevan a pasados lindos de recordar y otras que me arrastran a pantanos insoportables y que happy shiny people me pone happy, me hace sentir más shiny.
Me acuerdo que antes solía comentar canciones acá. Yo soy de comentar canciones cuando hablo arrebatada de cosas que me apasionan, como borracha, puedo gritar, tapar al otro y lanzarme a hacer declaraciones como que me gustan, de modos muy distintos, dos Elvis: Presley, claro, y Costello.
Es Elvis Costello el que me lleva a El-bis-cochuelo, que a la vez me arrastra a esos lugares a los que no quiero volver, pero también me vuelve a traer a less than zero en formato canción, en versión novela reveladora con titulo homenaje, en forma de viaje que sí me gusta hacer y hago. Oh, anteojos, ay.. my aim is true.
Pero ahora en casa suena el otro y es Presley el que me canta are you lonesome tonight y me pregunto si es una pregunta y decimos, recitamos, casi cantamos a duo honey, you lied when you said you loved me y ya, otra vez llego a donde quisiera no llegar y son tantos los caminos que ya no quiero volver a pisar que me agoto de pensar.
Ayer Malena me dijo, o yo le dije a ella, no importa, que basta de vivir anécdotas bizarras que me van a ayudar a escribir una gran novela, que yo ya vivo en una constante epifanía y que quisiera dejar de protagonizar tantas ridiculeces, que no necesito más hechos para narrar, que basta de eso dijimos. Que basta de eso dije, digo.
Hace mucho que no escribía acá algo tan largo. Hace mucho que no escribía acá algo tan en tono de estúpido diario. Hace mucho que no estaba otra vez así en carne viva, tocada por las canciones que escucho, movida por las imágenes que me asaltan, hinchada de aromas que respiro y repleta de frases que dije, me dijeron o que voy a decir.
Y nada, eso.
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