jueves, 9 de septiembre de 2004

Oda y tributos al dinosaurio púrpura

Desde que Barney llegó a nuestras vidas he vuelto a darme duchas de 20 minutos mínimo, a hacer mis necesidades fisiológicas sin que me miren dos ojitos curiosos y hasta he podido recuperar algo de tiempo para boludear en la compu, hablar por teléfono y... ¡Hasta estudiar!

Y así, entierro una convicción más y hasta me pregunto: ¿existen tapes de Barney que duren tres horas, ponele? Tamborin, tamboran.

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