Ella, sentada en dicho lugar, con un personaje lleno de joyas y cartera Louis Vuitton. Lagartija de esmeraldas en el tirador plateado, anillo de diamantes y arete haciendo juego... Vestido íntegramente en Tramando. Más que Alvear.
El camarero, que sabe captar quién es quién, aprovecha un aparte y pregunta divertido: "¿De dónde sacaste ese personaje?". No podría explicarlo. Realmente. Qué atrevido el camarero. Obviamente me cae estupendo.
Y oigo al pasar, de boca de unas rubias no originales de narices respingadas y compradas: "Lo que me gusta de este lugar es que no vienen las mucamas en sus francos... Este barrio está lleno de mucamas de franco, ¿viste?"
Real, real, real.
En casa, en patas y después de unos amargos, presiento el olor a meo de gato que tiene tomado al pasillo: aspiro lo fétido de mi Parque Patricios y exhalo libertad. Posta que me gusta.
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