La idea es que no sea personal, pero lo es: todo es personal.
Voy tratando de romper esas estructuras que se empecinan en formarse en mi cerebro y a veces me sale. Muchas más veces, no. Hoy caminaba por San Juan y Entre Ríos. En la esquina hay un cartelito en homenaje a Rodolfo Walsh... Nunca lo había visto. Cada vez que ando por San Juan se me cruza el pensamiento de que pertenezco a esa zona. Larga extensión de la avenida es mi dueña: más o menos desde Boedo hasta Entre Ríos.
La batería de ideas fue desde un punto de la infancia hasta las eternas quejas del presente. Futuro no: no hay, ya lo dijeron mis punks. San Juan y Boedo no es tango; es mi amiga de cuarto grado y su papá jipi que nos dio el primer porro. Se llamaba Mariano y era muy joven para ser el papá de alguien y una vez se tomó una pepa con nosotras, que ya teníamos 15 y nos sentíamos muy mujeres. Fue en el Parque Centenario, allá lejos y hace tiempo, cuando el lago todavía tenía patos. Me acuerdo que eran tres.
Las quejas llegaron porque me gustaría recordar que el otro día fui al Malba, que me metí en un museo la otra vez, que de improviso entré al cine hace poco y que me divertí en un recital... Pero estoy encerrada procesando no sé qué cosa que me mantiene atrapada en mi casa.
Mi personaje es una chica muy inquieta y productiva... Con perfil artístico, inteligencia afilada y humor extraño. Demasiado frontal y bastante cabrona, también. De mucha y poca paciencia, lo sé. A veces me caigo bien y otras, pésimo.
Cuando era chica, cuando no era una Ella, yo tenía mucho por delante y ansiaba que todo llegue de una vez. Nunca me hubiera imaginado esto. Qué sorpresa es lo que soy. Si le hubiesen avisado lo que venía, aquella nena hubiera abierto mucho sus ojos enormes y hubiera hecho un quémimporta con los hombros para seguir dibujando en su cuarto de la terraza. Y obvio, hubiera tenido razón.
Alguien tendría que extirparle a mi vecino el botón que regula el volumen de su equipo de música o al menos obligarlo a no escuchar rock chabón tan fuerte todo el día. Lo peor es que canta a los gritos. A él, lo pongo number one en mi lista de Odios del día de hoy.