domingo, 28 de noviembre de 2010
Pez, nadar
El sonido a no sonido que hay debajo del agua y la distorsión de las formas que afuera son solidas y concretas pero desde adentro se ven lábiles, bailarinas. Acostarse en la bañadera llena y adivinar el techo. La liviandad de las extremidades. El pelo como algas marinas, todo pasa en un baño de una casa de Once. Un barrio. El lugar en el que está la ducha que golpea la espalda. Hay que desenredar la maraña al salir, escurrir bien las crenchas, cortarse las uñas de manos y pies, escapar de la humedad, dejar caer la toalla.
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4 comentarios:
Cuando el agua nos conecta con el cosmos. Porque el agua nos envuelve y nos conforma.
Me encantó el "dejar caer la toalla" porque me remite a muchas situaciones. Lo siento como un "mostrarnos tal cual somos", un "despojarse de ataduras" y hasta un "dejar de pelear" (pero pelea en términos negativos). En el box uno "cuelga la toalla" pero podría también dajerla caer. Si cuelga o deja caer la toalla baja la guardia y deja de estar a la defensiva.
Bueno, quizas me fui un poco de tema, pero desplegó todas estas cosas tu texto y es copado eso. ¡Gracias!
¡Muy lindo blog!
Me encantó el "dejar caer la toalla" como una forma de mostrarnos tal cual somos o de quitarnos pesos, mochilas de encima.
¡Muy lindo blog!
Pau. Sí, pensaba en eso que decís, igual es libre interpretación, pero pensaba en eso que decís. Tal cual. GRacias por tus bellas palabras.
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