miércoles, 11 de noviembre de 2009
, pero no podría asegurar qué.
La parrilla de Charly, que hasta las nueve de la noche nunca arranca, hoy estaba en flor, perfumando a choripán, desde las dos de la tarde. Un señor en el colectivo me dejó pasar primero y cuando le dije "muchas gracias", contestó "más que merecido" y me miró demasiado la espalda. Un brasilero de rastas cantaba canciones parecidas a algo bonito en el umbral de la puerta del hostel abandonado. Parecen vacaciones y dan ganas de ponerse la malla, ir a nadar por las alcantarillas y pasear por las avenidas buscando heladerías.
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