viernes, 15 de febrero de 2008

Esas cositas tan de una

¿Viste esa típica vecina de los edificios antiguos, que suele ser una dulce abuelita de blancos cabellos y dulce mirada; la que guisa maravillas con laurel, de esas que te transportan imaginariamente de las narices por los pasillos embebidos de su exquisito aroma?
Bueno, en mi caso es una vieja de mierda que me grita cosas del tenor de “cállense, pendejos forros” por el portero eléctrico cuando le digo al pibe del delivery algo como “gracias, buenas noches” y además cocina horrible, por lo que impregna el camino de la calle a mi departamento con una suerte de insulto al olfato que despierta mi odio, que igual se resbala con el manto fritanguero ese, el que no puede parar de estar invadiéndolo todo.

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