domingo, 17 de junio de 2007

About Willy (Entrega 3)

Sinceramente, a mí, en el fondo, la verdad… Willy me gustaba. Ooooooooh, cómo me gustaba. Y sí: me parecía sexy que tenga carita de zorrino, súper top que sus rulos marrones largos se enreden en aquel pulóver jipi que, en definitiva, usaba todo el mundo y no estaba tan mal. Era gris, tenía las mangas un poco cortas y al final me lo terminé quedando una noche de frío. Ahora no sabría decir cuándo y dónde lo perdí.
Ay… Yo palpitaba cada uno de esos “no”, los suspiraba. Los decía modulados, despacito. Cómo gozaba cuando él me perseguía obstinado, encaprichado, encantado. Cómo disfrutaba ser, cada fin de semana, esa rubia rebelde que se le retobaba, la chica de negro que él quería tener y no caía nunca-nunca en sus redes, jamás a sus pies. Me sentía obligada a seguir diciéndole que no. Estaba atada. “No, Willy, no”.

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