Tener o no tener flequillo.
Lleva mucho trabajo, hay que detenerse a pensar en él, trae nuevos tics de comprotamiento pero queda tan lindo.
Desde los ocho años no tenía uno como la gente y gracias a ella superé la fobia de la peluquería fashion. Ya lo lavé, lo volví a peinar y del 1 al 10 me gusta 9.
Me siento una rolinga glam, un Ramone cool. Mi vida es otra y era así de fácil.
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