jueves, 5 de agosto de 2004

Todo tiene un precio, lo sé.

*Este maravilloso silencio del que disfruto (o sea, la ausencia de mi odiado y asqueroso vecino "pongo-todo-muy-alto-por-si-acaso-alguien-en-Shangai-no-se-entera-que-escucho-Bersuit-y-rock-chabón").
*Mi buen humor y sorprendente optimismo.
*La puntualidad de mi amorcito.
*Que el retoño haya caído rendido a las siete de la tarde y me deje disfrutar de mi cena romántica.
*Mi cabello sedoso y brillante como para publicidad de regenerador capilar.

Está bien, está bien. Todo muy lindo... Pero quiero saber cuánto me va a costar este bendito jueves 5. Temo lo peor.

No hay comentarios.: