miércoles, 9 de julio de 2003
25-04-2003
Llueve. Es viernes a la noche, no muy tarde, pero el edificio ya está en silencio. Tengo un vaso de vino tinto y no me animo del todo a ponerme a escuchar la lluvia y nada más. De cobarde, dejo la radio prendida. El departamento está en penumbras, el bebé duerme. Tengo 28 años y me siento sola.
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