…un barman con mucha noche en el pasado pero días en el presente, que cada tarde al llegar a casa me revuelva los ingredientes justos, me elogie los vasos, copas y demás implementos comprados en el mercado de San Telmo y mantenga intacto mi espirituoso ímpetu con sus letales pero deliciosas mezclas.
Caminaría zigzagueante a su encuentro, bailaría unas eses perfectas para él, tomaríamos Dry Martini en bata cada tanto y mis labios picantes de angostura le agradecerían cada Manhatan. Mi hígado entero yo le daría.
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