sábado, 6 de marzo de 2004

Homero Expósito era zen

No soy una tanguera, no. Pero este tema me parte la cabeza.
Me toca el alma, si es que tengo un alma.
Me dan ganas de tener un naranjo en mi jardín, cuando tenga un jardín.

"Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamientos..." y "Después...¿qué importa el después? Toda mi vida es el ayer" son dos frases tan.


Hace días que no dejo de cantar...

Era más blanda que el agua,
que el agua blanda,
era más fresca que el río,
naranjo en flor.

Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó...

Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamientos...
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.

Después...¿qué importa el después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado,
eterna y vieja juventud
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz.

¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?

Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor.

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