Es un cuento viejo, de otra vida, que escribí hace siglos cuando el mundo era maravilloso y giraba alrededor de los miércoles junto a Alejandro López, Veru Stainoh, Andrea Goldberg y la Juli (nos extraño a todos juntos).
Por supuesto que ya no me gusta el relato, porque soy otra, pero la bella y generosa Alejandra Laurencich insiste con que este cuento sí. Y como la leo y me gusta, en ella confío. Así que si gustan, lean acá.