lunes, 26 de noviembre de 2012

Instrucciones para comer tortitas negras

Antes que nada hay que encontrar una panadería amiga, una de esas en las que al entrar el mostrador sea una formalidad; es importante que le conozcan a uno realmente, que el panadero sea algo más que un vendedor, que tenga un vínculo que lo ate a una pequeña pero no despreciable sinceridad al asegurar que están, realmente, recién hechas.
Se va bajo la garúa, el sol abrasador o esquivando el viento, no importa el clima, pero siempre de mañana y mientras hierve el agua para el mate. Es importante que sea de mañana porque las tortitas negras no se compran por la tarde salvo que el panadero hornee dos veces al día. Esta factura no se come así nomás.
La tortita negra debe guardar cierta humedad y a la vez ser hojaldrada. Su tamaño no puede exceder los cuatro centímetros de radio y en su alto debe pasar los dos y no superar los tres. Se compran al menos tres por persona, el paquete va envuelto, a su vez, en una bolsita que conserve la calidez de la factura blanda, calentita. Se vuelve rápido para llegar al mate espumoso.
Una vez frente al cebador, el comedor de tortita negra tiene que concentrarse en la siguiente tarea: con delicadeza despegará la parte de arriba sin dejar caer ni un grano de azúcar negra. La seccionará por la exacta mitad con sumo cuidado porque el corte no puede dejar colgando capas del hojaldre. Precisión mediante, usted obtendrá dos segmentos que pasará a unir nuevamente pero con el área blanda de lo que fue abajo sobre la costra de lo que supo ser arriba.
Se come ferozmente, se baja con el mate humeante que le llega justo a tiempo y, entonces, se vuelve a comenzar. Repite la operación, al menos, dos veces más.  Comenta al paso: "quéricasquesonlastortisnegras, che".